Tony Hinchcliffe es un cómico que alcanzó el mainstream durante la campaña electoral de Donald Trump por hacer un chiste en el que llamaba a Puerto Rico "Isla de Basura" en un rally. El chiste es malo, no era el lugar, no estuvo bien. Pero tengamos claro que si contratas a un cuarteto de cuerda para un funeral y deciden tocar Mambo No. 5, la pata la está metiendo el cuarteto, ahora bien, si para el funeral de tu tía la monja clarisa contratas a Ramnstein, quizás el problema es más bien tuyo.
La especialidad de Hinchcliffe es el roast y el humor negro. Un tipo de humor que requiere de una complicidad absoluta con el público y por eso nace y funciona mejor en los clubes de comedia, especialmente los que son tirando a sórdidos. Se genera un pacto entre la audiencia y el/los cómico/s en el que se acepta que lo que se va a decir, aunque hiriente e incorrecto, no se hace con la intención de humillar, si no de entretener. No es un espectáculo para todo el mundo, y mucho menos para un rally político.
Entonces la pregunta es:
¿Por qué elige el equipo de campaña de Donald Trump a Tony Hinchcliffe para un mitin electoral?
Pues porque el cabroncete amasa centenares (sino miles) de millones de views en Youtube haciendo un podcast de humor más o menos alineado con el discurso del presi risketo.
Después de más de una década en emisión, Kill Tony ha llegado a su mayor éxito tras mudarse a la "Mothership", el club de comedia del líder del podcast estadounidense: Joe Rogan.

Entre humo de cigarro, camareras con corsé, minifalda y silicona, una banda en directo y un público que (mayoritariamente) oscila entre el alcoholismo y la politoxicomanía, Kill Tony es un podcast absolutamente contracultural.
La mecánica del podcast es similar al de La Ruina, pero el integrante del público que sube al escenario, en lugar de contar una anécdota ruinosa, hace 60 segundos de comedia. Posteriormente es entrevistado (y rosteado) por Hinchcliffe y los demás invitados que ese día han acudido al programa.
Así que podríamos decir que Kill Tony sería La Ruina que hubiera hecho Antonio Castelo.
¿Cómo de grande es Kill Tony?
Pues bastante. Entre sus mayores hitos, precisamente en plena campaña presidencial, Kill Tony hizo dos sold outs en Madison Square Garden. Un éxito absoluto que demuestra, una vez más, que ya no existe un solo Mainstream.
Si nos vamos a digital, vemos que sus programas promedian un par de millones de visualizaciones, sin embargo, se nos quedaría corto si lo dejásemos ahí. Desgraciadamente resulta muy complicado hacer un análisis completo, ya que hay decenas, si no centenares, de cuentas que trocean los programas y los mueven por las plataformas de descubrimiento de contenido (Tiktok, IG Reels y/o YT Shorts), generando centenares de millones de views y otorgándole cierta omnipresencia a Kill Tony entre las personas de algoritmo afín.

Si miramos los invitados no vamos a ver a grandes estrellas de Hollywood, ningún agente les dejaría, y además están en Texas que queda muy a desmano de los espacios habituales de los Hollywoodienses, pero eso no significa que no vayan personajes relevantes: Jordan Peterson, Joe Rogan, Post Malone o Tucker Carlson.
Además de muchos cómicos que han encontrado en Kill Tony (y en el entorno de Joe Rogan) un espacio atractivo, y sobre todo lucrativo: Shane Gillis, Theo Von, Adam Ray, Mark Normand, Tom Segura...
Así que Kill Tony es una pieza más del Rogan-verse que ha crecido sustancialmente en los últimos años, generando una comunidad en el camino y ofreciendo un espacio de comedia que, en las circunstancias culturales estadounidenses actuales, resulta contracultural. Pero, ¿es bueno el contenido?
Quien quiere peces, ha de mojarse el culo
Cuando ves un Talent Show televisivo, los participantes que llegan a actuar han sido cribados con antelación por un equipo experto. En Kill Tony no pasa eso y hacerse un buen minuto de standup, no te lo vas a creer, pero no es fácil.
No me considero un connaisseur, pero sí un entusiasta de la comedia, lo suficiente como para poder diferenciar algo bien hecho y estructurado de algo que no. Y lo voy a decir claramente: La mayoría de los cómicos que salen a hacer un minuto en Kill Tony son bastante malos. El nivel es MUY bajo, pero normalmente se compensa con la calidad cómica de los panelistas y el espacio de complicidad que permite ese lúgubre espacio. A lo largo de los años algunos cómicos han creadouna carrera tras su paso por Kill Tony, siendo el mejor con diferencia, en mi opinión, Kam Patterson.
Nótese que se celebran también los momentos malos. Es parte del juego. (3,1 millones de views)
Pero está en la base del formato, si metes azar metes la posibilidad de que alguien haga un minuto espantoso. Así pues, para haber encontrado a sus mejores cómicos, han tenido que pasar muchos MUY malos. Tony Hinchcliffe sabe aprovechar su formato y es en la entrevista posterior donde Tony suele ser capaz de sacar algo de jugo a cualquier participante.
La alineación ideológica de Kill Tony
Estados Unidos es un país en el que el lenguaje, las palabras, te acotan ideológicamente. Pronunciar ciertas palabras, independientemente del contexto (lo cual es increíble a mi parecer) te destierran de ciertos círculos. Kill Tony es un espacio que se permite difuminar esas líneas gracias a generar un poderoso contexto.
La banda de Kill Tony está compuesta por negros y latinos, se hace en Texas y participan discapacitados, mujeres y personas de todos los orígenes. Solo con estos datos pensaríamos que el show es progre.
Pero pese a que no lo es, bajo ningún concepto, tampoco es un programa (y permitidme el término): facha.
El espacio es tan genuinamente cómico que hay margen para cruzar esas líneas, como comentaba al principio del texto, y ya reivindicaba Ignatius en La Vida Moderna hace casi una década. Salvo que en el espacio actual, y especialmente en EEUU, hay mucho margen para criticar los espacios "woke".
Pero eso se aplica a los que están en el escenario, no al público y ahí es donde se complica el asunto.
Entre el público de Kill Tony, especialmente la parte digital, hay mucho extremista que tiene problemas para ver donde se dibuja la línea de la ironía. Es complejo, es chungo y apela a cuestiones similares a las que vimos cuando hablamos sobre $LIBRA.
Es posible que Kill Tony haya contribuido a la campaña de Trump y en la ideología dominante en la juventud estadounidense, especialmente masculina, pero es un programa de humor y se siente mucho más real que la variante perfectita, blanca y woke a la que estamos acostumbrados.
Si nunca has visto el programa y quieres ver "el mejor", yo te recomendaría, sin duda, el de Trump y Biden con Shane Gillis y Adam Ray respectivamente. Creo que viendo ese programa se puede entender lo que quiero decir: El programa no es inherentemente de derechas, si no que representa "lo que hay", viéndolo el pasado verano tuve claro que Trump iba a arrasar.
La monetización contracultural
Quisiera cerrar este texto con uno de los motivos por los que quise escribir este texto: los anuncios de Kill Tony. ¿Quién se querría anunciar en un podcast así? Pues la respuesta no decepciona.
Además de los habituales de internet: VPNs, Shopify, Squarespace, apuestas deportivas, etc., y así como pasa en otros podcast de humor yankis, encontramos:
- Chicles para aumentar la potencia sexual (Viagra masticable, what a time to be alive)
- Palillos con nicotina (porque no se puede fumar en los aviones)
- Distintas formas de cannabis (chuches, porros...)
- Anillos de boda
Esta selección de productos confirman a Kill Tony como espacio absolutamente underground. Lo que tienen en común estos productos es que en la mención publicitaria se dice "viene en un paquete no identificable".
Esto puede parecer irrelevante, pero habla de la audiencia, del contenido y de internet. Kill Tony funciona como espacio seguro para hombres jóvenes. Entiendo que desde el feminismo "espacio seguro para hombres" es el mundo, pero la realidad es que no se sienten así (independientemente de si tienen razón), especialmente hoy. Sienten vergüenza, tienen necesidades insatisfechas y carecen de mecanismos sociales para solventarlas. El hombre con problemas sigue siendo hostigado y/o menospreciado por sus iguales, ligeramente menos que antes, pero sigue pasando. Y esa intersección entre el machote anti-woke y el chicle que te la pone dura es una muestra más de la crisis en la que está sumida el average young male en la era actual.
Por otro lado, estamos hablando de que uno de los podcast más exitosos del planeta está con anuncios propios de la madrugada de una televisión autonómica de la meseta española.
Muchas marcas han establecido cordones sanitarios alrededor de ciertos contenidos. Tiene sentido, la Brand Safety is a thing por algo, pero no deja de resultarme extraño excluir a millones de personas de tus campañas en lugar de buscar la manera de llegar a ellos. Creo que eso apoya la idea promovida por la alt-right de que "las grandes corporaciones conspiran contra nosotros", quizás porque hay un poco de verdad. En cualquier caso, Kill Tony es un fenómenos interesante que nos muestra un mundo enorme que existe, que gusta y que no creo que debamos de ignorar a la ligera.